Enfrentar un lienzo en blanco es sentir un torrente de adrenalina, es ver miles de posibilidades para transitar un viaje enigmático a lo inesperado, es un diálogo entre uno y el cuadro, es en esos momentos donde te implicas, te entregas sin esconderte, te desprendes de todos tus miedos, dejas que fluya tu esencia, dejas la razón sólo para sentir y comienza una mágica interacción, el cuadro te desafía y te propone infinitos caminos para elegir, que no siempre es el que uno quisiera, pero es el que va con la obra, lo cual hace que pintar se convierta en un hecho apasionante.

La pintura me permitió participar de diversas muestras individuales y colectivas en importantes centros culturales; museos y galerías de Argentina, Estados Unidos y Bolivia, donde recibí algunos premios y menciones. Muchos de mis cuadros forman parte de colecciones privadas y de publicaciones en libros y revistas especializadas.

Esta pasión por la pintura en particular y el arte en general, me planteó el desafío de incursionar en la gestión cultural organizando exposiciones concursos, encuentros, talleres y cursos, con el fin de estimular, promocionar y difundir las artes plásticas en nuestro medio.